Editorial: Hay elecciones en Venezuela mañana domingo día 28 de julio de 2024. Habrá que apuntarse esta fecha en nuestra memoria. Según los vídeos que llegan de todos los actos políticos en la capitales más importantes del país, se ha desatado la locura ciudadana, la gran mayoría rechaza vivir bajo la bota del tirano Maduro, así lo llaman desde todos los rincones de Venezuela. El final de campaña no deja lugar a dudas, los seguidores de Nicolás Maduro están completamente desmovilizados y apáticos, y sin embargo en la oposición todo es encuentros multitudinarios nunca vistos antes. Todo indica que ha llegado la alternancia, el cambio del gobierno, pasa en todos los lugares donde hay libertad y democracia, donde se respetan la urnas sagradas. Nicolás Maduro y su Gobierno está haciendo lo imposible por oscurecer la historia política de su país.

Ha detenido hasta el momento a 230 candidatos que concurren a las elecciones, boicotea las comitivas principales de la oposición, no quiere observadores en Venezuela, de ningún color, excepto los suyos propios como el expresidente de España José Luís Rodríguez Zapatero. Increíble que ZP esté en ese lado de la historia, con los narcotraficantes, dictadores, patanes, ladrones, represores. Eso dicen desde todos los rincones del mundo de ese gobierno impresentable que ha llevado a su país a la completa ruina, al éxodo de la población, el hambre. Maduro no ha dejado presentarse a la candidata preferida del pueblo, María Corina Machado, la cual sigue su acción política junto al candidato que la ha sustituido. Corina sigue ahí en su tierra sabedora que ha estado a punto de perder la vida en varias ocasiones. Todos sabemos que la noche del domingo después del recuento electoral puede ocurrir cualquier sorpresa, Maduro y los suyos se niegan a dejar el poder, incluso se pierden por goleada.

Le han recomendado muchos mandatarios de izquierdas que si las urnas dejan clara su marcha, debe acatarlo, de lo contrario perderá el apoyo de quienes hasta ahora le blanqueaban sin ningún rubor. Nicolás Maduro si pierde como dicen las encuestas por un rotundo 65% a 35% debe permitir la transición política e ir entregando el mando a los ganadores. No hay excusa. Atrás quedará olvidado si lo hace, que no ha permitido votar a más de 3 millones de ciudadanos que tenían derecho a voto, aquellas personas que abandonaron el país, pero son igual de venezolanos que él y siempre habían podido votar, como ocurre en todas las democracias del planeta. Es tal el clamor, que las decenas de trampas para jugar con ventaja se han ido diluyendo, son tantos los votos de ventaja, que no hay duda alguna. Si Nicolás Maduro y los suyos no acatan lo que digan las urnas, será su final, el pueblo ha dicho basta al “Chavismo” y toca recoger los bártulos y pasarse a la oposición, como hacen en Inglaterra, EEUU, Brasil, Argentina, Francia, etc. Perpetuarse en el poder no es homologable a ningún país decente, por eso la consigna en Venezuela es, “queremos libertad”.

Un país rico como Venezuela está matando de hambre a su pueblo, los ciudadanos se van a otros lugares a millones porque no tienen para comer, el día a día es un infierno. Eso nos cuentan personas que viven allí y no son sospechosa de militar en la oposición a Maduro. El ejército está atento por primera vez, porque disparar contra el pueblo si las urnas son clamorosas, será un doble asesinato y podría terminar con un alzamiento civil, sin precedentes. Cuando una familia no tiene nada que perder y ha dejado de respirar hace años, nadie sabe la fuerza suprema de esas personas. Maduro no ha sido un presidente para mejorar la calidad de vida de su pueblo, todo lo contrario, ahora que hay más ingresos que nunca del Petróleo, las fortunas de los de siempre se han agrandado. Se calcula que las 100 personas más ricas del “Chavismo” acumulan más de 300.000 millones de dólares, eso dice una fuente bien informada y que facilitó los datos a varios medios de comunicación internacionales. Que a nadie le extrañe que al finalizar el día del domingo 28 de julio, Maduro y los suyos estén en paradero desconocido, seguramente en el algún país de dictadura amiga. El Gobierno de Maduro no es socialismo, eso lo sabe cualquiera que tenga dos dedos de frente. Por Rafael Gabaldón San Miguel.